BMW i8

BMW i8

Regreso al futuro

La intención es el propósito o voluntad de hacer algo. Pues bien, aquí está, el flamante deportivo con espíritu híbrido de BMW, el i8. 362 CV “eléctricos” que unidos a una escultura rodante hacen del nuevo miembro de la familia “i” un prodigio de la tecnología y el diseño. El resultado es de los más convincente y eficiente.

En la presentación de estos días pasados por tierras italianas ha demostrado una capacidad innata para que todo se detenga a su paso, se ralentice y es más, provoque un notable grado de admiración. No es para menos, el diseño exterior lleno de sutiles formas aerodinámicas y su aire deportivo le envuelven en una atmósfera de lo más gratificante. Si a esto le unimos un poderoso rugir proveniente de un motor tricilíndrico, puede sonar a bromar, pero enamora. Suena como una moto de Gran Premio. La fibra de carbono, su sofisticado sistema híbrido enchufable, su potencia total y los modos de conducción los dejamos para más adelante, desgranemos al i8 lentamente, como se saborea un buen café expreso.

Futuro muy presente

Desvelemos un poco más. Adentrémonos en un coche único, excepcional. Y para conseguirlo habrá que manipular unas enormes puertas que se abren pivotando hacia arriba y afuera. Sorprende su ligereza aunque su manejo es de lo más sencillo tanto al abrir como al cerrar. Están fabricadas en fibra de carbono, aluminio y plástico con el argumento de aportar ligereza al conjunto. Una vez hemos abierto la puerta, el acceso al interior sin ser complicado tampoco es de los mejores, hay que salvar un obstáculo generado por el diseño estructural de la celda del habitáculo, que al estar realizada en fibra de carbono complica un tanto el acceso al interior. Cuando nos hemos dejado “caer” en su interior, como fue mi caso, las plazas delanteras ofrecen un generoso espacio. De las traseras apenas mencionaremos que son testimoniales, y de recurso de urgencia. Como pudimos ver en unas fotos de Louis Vuitton, se ha diseñado un conjunto de maletas que encajan a la perfección tanto en las plazas traseras como en el maletero. Este último, va colocado detrás junto al compartimento del motor térmico y es un tanto escaso, sólo 154 litros de capacidad con unas medidas de 80 cts de largo, 31 cts de ancho y 38 cts de alto. Una trolley de viaje si creo que entre.

Antes de arrancar el nuevo BMW i8. Os contaremos como es y como trabaja su complejo sistema eléctrico-híbrido enchufable. Lo más sencillo es empezar por el principio, y este no es otro que decir que el nuevo i8 tiene dos motores, uno eléctrico y otro de térmico de gasolina que generan juntos una potencia total de 362 CV. Que es recargable, y que puede desarrollar una autonomía de uso de 600 kilómetros. Ah!, y que gasta 2,1 litros. Vayamos por partes, el motor eléctrico genera una potencia de 131 CV y trasmite su potencial al eje delantero. Este motor cuenta con una caja de cambios de dos velocidades que se accionan automáticamente, la primera para rodar por debajo de los 120 km/h y la segunda para velocidades superiores.

La batería está colocada en la parte central del chasis pero muy cerca del eje delantero, y se compone de 96 celdas que suman una capacidad de 7,1 kW. El i8 es enchufable, porque puede recargarse en un enchufe doméstico a 12 A durante cerca de 4 horas y escas 1 hora y media si es de 16 A. Mediciones para lograr el 80% de la carga y empleando el sistema de recarga BMW i-Wallbox. El motor térmico de gasolina, va montado sobre el eje posterior en posición central y desarrolla una potencia de 231 CV de potencia a partir de un tricilíndrico de 1.5 litros turboalimentado. Se asocia una caja automática de 6 velocidades de procedencia Mini. Fiel a la filosofía BMW, este propulsor trasmite su potencial a las ruedas traseras.

Tres modos de conducción al futuro

Dos motores, dos cajas de cambios, dos potencias. Y a partir de que instante, ambos propulsores unen sus fuerzas para mover al espectacular i8. Para ello, nos ponemos al volante y pulsamos el botón de arranque. En ese mismo instante accionamos el modo e-DRIVE (relatar rápidamente que el BMW i8 ofrece tres modos de conducción, aunque uno es doble; el modo eléctrico e-DRIVE, normal con ajuste ECO-PRO y CONFORT, y el modo SPORT). A continuación, en el display digital del salpicadero leemos la palabra Ready, y nos disponemos a manejar un deportivo 100% eléctrico, con tracción delantera y una suavidad de conducción nunca vista, o por lo menos yo. Si circulamos en modo eléctrico, podemos desplazarnos durante 37 kilómetros o alcanzar los 120 km/h. Eso sí, si en cualquier momento necesitamos pisar a fondo el pedal del acelerador ante una maniobra de seguridad, el motor de gasolina saldrá en ayuda del eléctrico. Una vez se haya terminado la autonomía que genera el motor eléctrico, el motor térmico entra en escena. Aquí podemos seleccionar cualquiera de los dos ajustes que permite el modo de conducción NORMAL, o bien desplazar la palanca de cambios a la izquierda y acoplar el modo SPORT del que hablaremos a continuación. En posición NORMAL, el BMW i8 se convierte en un vehículo híbrido poco convencional. Si bien es claro, que el sistema va seleccionando el motor que mejor le va dependiendo de las circunstancias del tráfico y del estilo de conducción. La tracción en estos momentos es total, específica de los híbridos, ya que ambos motores trabajan a la vez y mueven sus respectivos ejes. Si bien, la entrada en acción del motor térmico no es tan disimulada como en otros de la competencia, el desacople se realiza con suma suavidad. Puede que la marca bávara no haya querido restar presencia a su poderoso motor de tres cilindros turboalimentado. Se hace sentir, y de que manera.

«El i8 siempre tiene tendencia a rodar en modo eléctrico sea cual sea el modo seleccionado por el conductor.»

Antes de hablar del modo SPORT, hay que reseñar que tanto en modo e-DRIVE como en modo NORMAL, la batería se recarga mediante la frenada regenerativa, donde el motor eléctrico invierte su funcionamiento y lo transforma en energía. Según los ingenieros de BMW, el i8 siempre tiene tendencia a rodar en modo eléctrico sea cual sea el modo seleccionado por el conductor. Su espíritu eco-sostenible le obliga a ello. Si el motor de gasolina necesita un apoyo extra de potencia, ahí estará el motor eléctrico para impulsarlo. La ayuda también es recíproca, ya que el propio motor de gasolina es el encargado de recargar un pequeño alternador eléctrico de 15 KW y 50 Nm de par y que hace las veces de motor de arranque. Pero el sistema híbrido nos depara una funcionalidad más, puede conservar la carga de la bateria para que permanezca en óptimas condiciones en un posterior uso. El programa no se activa desde un botón, sólo se puede seleccionar desde un menú y de esa manera mantener la carga de la bateria.

 

Adn BMW

Se estarán preguntando que puede ofrecer un coche con aspecto de deportivo y creado por BMW, marca pasional donde las haya, que no sólo sea hablar de cables, carga, baterías. Palabras que quedan fulminadas cuando activamos el modo SPORT del flamante i8. Todo aquí es poderoso, y suena muy a BMW. Cierto es que no es un típico M, donde el rugir de motor y la cadencia de su potencial abruma a más de uno. Pero esto es algo que a mí me resulta excepcional. No se tiene la posibilidad de estar a los mandos de vehículos tan novedosos, con semejante arsenal tecnológico, pero el i8 con modo SPORT es algo maravilloso. Aquí es donde el motor de tres cilindros y 1.5 litros con turbo entra en funcionamiento, y cada vez que lo necesite el eléctrico estará al quite. Los 362 CV del sistema híbrido no se crean de la nada.

Todo se transforma, el cuadro de instrumentos cambia de color, percibiendo una gama de colores rojos anaranjados que estimulan la sensación de conducción. Recuerdan todavía el mensaje, ¿te gusta conducir?. Pues lo mismo. Al seleccionarlo aparece un cuentarrevoluciones donde antes sólo había un medidor de carga y potencia eléctrica y al instante recibimos un contundente rugir que nos hace olvidar que detrás del asiento va un motor tricilíndrico. En aceleraciones fuertes, el sonido es tan grave, que da la sensación de pilotar un deportivo de pura raza. Su respuesta al acelerar es intensa y demoledora. El sonido del motor es amplificado por el sistema de audio del coche, pero a mi parecer han conseguido modificar notablemente el traqueteo de un tres cilindros en un sonido muy electrizante.

El sistema “One Single Pedal” del BMW i3 no está disponible en el nuevo i8. En parte porque el deportivo híbrido alemán se comporta como un coche convencional de gasolina en sus fases de aceleración y deceleración. La caja de cambios del sistema híbrido es de 6 marchas con convertidor de par, la mima que se utiliza en Mini. Puede usarse tanto en modo automático o manual, este último desde la palanca o las leves que están ubicadas en el volante.

El consumo medio es de 2,1 l/100 km según BMW, con condiciones óptimas de desplazamiento y empleando el motor eléctrico en gran parte del recorrido. En cuanto a la autonomía total del i8, esta depende de la capacidad del depósito. De serie trae un depósito de 30 litros y como opción se puede instalar uno de 42 litros. Con el primero se necesitan 440 km para visitar una gasolinera y con el segundo se amplia hasta los 600 km. El consumo medio real puede situarse en unos brillantes 7 l/100 km. Aunque en situaciones de prueba real y conduciendo a buen ritmo el gasto se eleva a 9 litros.

 

Sentido y sensisibilidad

BMW ha creado una máquina con un arsenal tecnológico envidiable. La gestión de los dos motores es envidiable. Todo funciona a las mil maravillas. En cualquiera de los modos de conducción se muestra eficaz y eficiente. La experiencia de conducción es de lo más gratificante y me ha enamorado eli8 con el modo Sport. Lo llevaría todo el día conectado, pero esa no es su verdadera razón de ser. Equilibrado en las formas y expresivo en sus cualidades dinámicas, podemos decir que el i8 es una escultura rodante viva. Y es que hoy día hay pocos coches que transmitan tanto torrente de sensaciones como este i8. Quizás un Porsche 911 este en ese umbral, pero no es ahí donde juega el electrizante i8. Cuando lo tengamos en nuestras manos más de un par de horas sacaremos conclusiones más razonadas. Sus 126.900€ son un argumento a tener muy en cuenta.

Y… ¿De qué esta hecho?

Las dimensiones del nuevo i8 de BMW son 4,69 m de largo, 1,94 de ancho y 1,29 de alto. Para hacernos una idea es más largo que un Serie 4 Coupé y con un coeficiente aerodinámico de 0,26. Pesa 1.485 kilos, y para lograrlo la marca bávara ha tenido que recurrir a materiales tan ligeros como el magnesio, el aluminio o el plástico reforzado con fibra de carbono (PRFC). Dicho empleo de tan sutiles materiales ha conseguido que la distribución de pesos sea de 50/50.

Vayamos por pasos. El PRFC, es empleado en el monocasco, la estructura de las puertas e incluso algunas de las llantas que se ofrecen en opción están fabricadas en este material. El chasis delantero y trasero están fabricados en aluminio, tienen que soportar el peso de las suspensiones y el sistema híbrido, también la parte visible de las puertas y el magnesio se ha empleado en la fabricación del travesaño que hace de soporte al salpicadero. Otros materiales visibles es el empleo de material espumado en los canales de guiado del aire del climatizador, con un ahorro de peso del 60%. El plástico ha sido en este coche un gran aliado para detener su peso total en los cerca de 1.500 kilos. Las bellas aletas traseras han sido fabricadas en dicho material.

Otra novedad tecnológica es el aislamiento acústico de las ventanillas, que se han fabricado mediante la superposición de dos capas finas de vidrio intercalándolas una lamina especial de material aislante. Quizás lo más exclusivo, sea la incorporación de los faros láser, en guerra con Audi por ser el primero, en el BMW i8. Prodigio de la tecnología, el alumbrado es el doble que el de un sistema avanzado LED, con diodos más pequeños y que encima gastan menos energía, se ofrecen en opción y a un precio que rondaría los 9.000€.

¿Donde lo recargo?

Lo normal en estos casos es disponer de una instalación que permita la recarga de nuesto flamante deportivo, y para ello, BMW dispone de sus estaciones de recarga BMW i-Wallbox que requieren 230 V y 16 A, pero que será llevada a cabo por un técnico especializado con un coste de 700e más la instalación.

Puestos a pedir, BMW ha desarrollado un nuevo concepto de recarga que no es otro que unir diseño y tecnología para así crear la electrolinera del futuro e instalarla en nuestra casa, siempre que se pueda, claro. Para darlo forma han recurrido a diseñar una estructura de bambú donde en su parte superior se alojan una serie de placas solares que a modo de techo garantizan el suministro energético. La instalación se realiza a domicilio, sirve de parking y así el coche se puede recargar mediante el BMW i-Wallbox, y cuando este este recargado la energía sobrante se puede emplear para uso doméstico. Cuesta alrededor de 12.000€ y BMW asegura que se pueden recorrer cerca de 28.000 km al año con el i8 y siempre en modo e-Drive.

Rivales

A la espera de la llegada del Lexus RC-h, poco hay que permita una comparación. Quizás el más cercano sea el Panamera e-Hybrid, pero son dos coches muy distintos. Por lo que cuesta el BMW i8 te puedes comprar un Audi R8 o un Porsche 911 Carrera S, pero el tacto del i8 en modo Sport plantea serias dudas…

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